miércoles, 4 de diciembre de 2013



Todas los que padecen una enfermedad necesitan un cuidador, normalmente es algún familiar.
Esa persona se convierta en su píes, sus manos y su cerebro para tomar decisiones...es un faro que te ilumina los escollos que no ves, es el protector para que las caídas no te hagan tanto daño y es el confidente de todo aquello que no le puedes explicar a los demás.

En mi caso, es mi hermana, Montserrat. Ella juega un papel crucial en mi vida más del que ella supone y no podía empezar este blog ni nada parecido sin dedicarle las primeras palabras...

Aunque ahora ocupes ese lugar en mi vida, sigues siendo mi hermana mayor... la persona que más admiro por todo lo que ofreces a nuestra familia. Eres esa luz que no permites que se apague en nuestros corazones para reconocer cuando estamos cerca de puerto, eres esa aroma a hogar que has creado como un lazo invisible a nuestro alrededor y ese cálido abrazo donde encontramos muchas veces la paz...

Te quiero.

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